jueves, 5 de enero de 2017

ABILIO MARTÍNEZ VAREA, VICARIO DE PASTORAL Y ENSEÑANZA, NUEVO OBISPO DE OSMA-SORIA

SALUDO DE D. ABILIO MARTÍNEZ VAREA 
 Logroño, 5 de enero de 2017 Queridos hermanos y hermanas de la Iglesia que peregrina en Osma-Soria: mi saludo más cordial y fraterno. Saludo que hago extensivo a todas las personas de buena voluntad de esta tierra soriana. A todos, la gracia y la paz de parte de Dios, Padre rico en misericordia, de Jesucristo, el Salvador, y del Espíritu Santo que nos anima y nos fortalece todos los días. El Papa Francisco ha tenido a bien designarme como Obispo de esta diócesis tan llena de historia y de innumerables santos que han dado su vida, lo mejor de sí mismos, en aras de la fe. Agradezco al Romano Pontífice la confianza que ha depositado en mí. Soy muy consciente de que he sido destinado a pastorear una Iglesia en la que todo el Pueblo de Dios está sumamente implicado en su entrega evangelizadora. Me uno con mi mejor ánimo y puedo aseguraros que pondré todo mi empeño para hacer efectivos todos vuestros afanes apostólicos. Provengo de La Rioja, de la diócesis vecina de Calahorra y La Calzada-Logroño. Puedo y debo deciros que por múltiples razones pastorales y de otra índole he estado muy cerca de vosotros geográficamente y, sobre todo, de corazón. También puedo deciros que intentaré estar a la altura, dada la circunstancia de que algunos obispos de los que recientemente han regido ésta, ya para mí muy querida diócesis, han sido precisamente riojanos. He rezado y he pedido al Señor de la mies que me ilumine y me dé fuerza para afrontar esta tarea de pastoreo entre vosotros, y esto lo he hecho desde el mismo momento en que acepté esta importante misión eclesial. Quiero tener un recuerdo agradecido al Obispo Monseñor Don Gerardo Melgar Viciosa, mi inmediato predecesor, y sobre todo a Don Gabriel Ángel Rodríguez Millán, Administrador Diocesano, que durante estos últimos meses se ha hecho cargo de la Diócesis con tanto acierto y esmero, así como al Colegio de Consultores. A los sacerdotes y seminaristas les digo que voy a la diócesis soriana con mi mejor ilusión y cariño, y – como no puede ser de otra manera - con mis limitaciones y mis pobrezas. Por eso les pido su comprensión y su ayuda para ejercer bien la misión que el Señor me ha confiado. Quiero estar en comunión con vosotros, totalmente entregado al servicio del Pueblo de Dios, que es la razón de ser de nuestro ministerio. La caridad pastoral, que viene del mismo Cristo Pastor, nos lleva a la plena identificación con Cristo y con la comunidad eclesial que se nos ha encomendado. También tengo presente a la Vida consagrada, religiosos y religiosas, que desde la oración y la entrega hacen vivo el reino de Dios. Vuestra presencia en medio de estas tierras sorianas es un don del Espíritu a la Iglesia. Vuestro testimonio de alegría hace mucho bien a la Iglesia. Hago mía la expresión del Papa Francisco, tan llena de vida: “Donde hay religiosos y religiosas hay alegría”. Y a todo el Pueblo de Dios, hombres y mujeres de esta Iglesia de Soria, os recuerdo que el Señor está con nosotros en el día a día de nuestras vidas, en sus alegrías y en sus sufrimientos. No quiero ser un “jefe de empresa” sino un compañero de camino que entrega su vida en el anuncio de Jesucristo buscando siempre el bien de las personas. Y, ¿por qué no decirlo abiertamente? Un empeño importante y principal de mi ministerio lo dedicaré a los jóvenes, futuro de ésta, para mí, ya entrañable tierra soriana. Quiero ayudar a que Dios esté más presente en nuestra vida convencido de que esto es algo bueno para todos. Un saludo también a las Autoridades locales, provinciales y de la Comunidad Castellano-Leonesa. Sé que estáis comprometidos en la búsqueda del bien común, en el trabajo por el bien de todos. En estos momentos de crisis (y no solo económica), quiero compartir con vosotros el servicio en bien de los más pobres y necesitados. Finalmente, un saludo a todos los sorianos, sea cual sea su creencia y convicción, de los que ya me siento paisano y amigo, como testimonio de una Iglesia que refleja el rostro de la misericordia de Dios. Me encomiendo a los Santos Patronos de la Diócesis Pedro de Osma y Domingo de Guzmán y al santo anacoreta Saturio. Así como a nuestra Madre la Virgen María. Que Ella, como buena Madre, nos guíe desde su ternura y disponibilidad en nuestra vida cristiana. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario